sábado, 30 de abril de 2011

Yemanja, la reina...


La fuerza de Yemanja es enorme y jamás deja a sus hijos solos, ella es una madre incondicional que cubre a todos con su manto protector.
Cuando te encuentres solo frente al mar y sientas el ruido de las olas romper contra las piedras y esa brisa única chocándote, acordate que en el aire esta Yemanja. Cuando veas la luna reflejándose en el horizonte cerrá los ojos e imaginala danzar, con el cabello al viento negro como la noche, con su piel morena iluminada por los brillos de sus joyas. Trata de imaginar esa danza suave y delicada que solo ella es capaz de realizar.
O sino imaginala sentada en una roca, peinándose su largo y negro cabello con una mano y un espejo en la otra y entonando dulces y encantadores cantos al viento. Sin duda aquella imagen va a ser única, y la calma y tranquilidad que esta va a inspirar en vos va a ser la mas linda del mundo.
Yo no podría jamás dejar de alagar a Yemanja, porque así como es dueña y señora de las aguas, es dueña y señora de mi corazón.
Sin querer una vez ella me cautivo, y todavía no me explico bien por qué.
            Dueña y señora de las profundidades, para mí, la rosa de las aguas.


viernes, 29 de abril de 2011

Es difícil estar enamorado de ti


Es difícil explicarte aquella sensación que mirarte me provoca, es difícil explicarte el deseo incontrolable de sumergirme en el fresco manantial que tus ojos me inspiran.
Como cuando sonríes deshaces mi ser, dejándome tendido sobre nubes de miel que no hacen más que acobijarme para que pueda seguir soñando con tus labios, una perdición de mortales y envidia de lo divino.
Al igual que una doncella regia avasallas con el aroma fresco de tu piel nueva, y una vez mas con tu mirada profunda como las aguas claras que bañan la bahía ínsitas a mi alma, débil ante ti, a perderse en ellas al igual que una nereida en las rocas de la costa atrae a los marinos con deseo de querer.
No es difícil descubrir la ternura y la pasión que inspiras en mí, las miles de sensaciones que endulzan mi corazón despiertan en mi expresiones puras como todo aquello que solo tú puedes despertar.
Es difícil no desearte, tu perfume envuelto con el aroma natural de tu piel, como no desearte si ante mi derramas inconscientemente los hechizos que guardas para tu futuro verdadero amor.
Es difícil no perderme en tu ser, en tu esencia pura, en esa belleza que poco a poco me convirtió en tu esclavo, en tu fiel moreno protector.
Es difícil quizás, estar enamorado de ti.

jueves, 21 de abril de 2011

Poeta enamorado


Un poeta enamorado escribió sobre una princesa por la que una vez fue hechizado a la distancia.
Hechizado por su mirada, cayó a sus pies cuando por fin la tuvo frente a él.
Fue mas intenso ese hechizo cuando aquella princesa, dueña de una mirada penetrante, lo besó.
Beso tras beso cayó a sus pies, entregándose a aquel hechizo del que era consciente, entregándose en cuerpo y alma a aquella princesa.
Un poeta enamorado escribió sobre una princesa por la que una vez fue hechizado. Con el tiempo se dio cuenta que ese hechizo no era nada mas ni nada menos que amor. Un amor inesperado para él, inesperado para ella, pero esperado por sus corazones.
Esa princesa dejó su nombre grabado con miel hirviendo el corazón de aquel poeta enamorado, cada letra fue trazada con la ternura y la melodiosa tonada de sus labios sobre su cálida piel.
Jamás pudo desprenderse de ella, un lazo dulce con el color del fuego los unió. Ese hechizo de amor funciono.
Un poeta enamorado escribió sobre una princesa por la que una vez fue hechizado, escribió sobre una princesa por la que una vez fue devuelto a la vida. Escribió sobre una princesa que una vez marcó su nombre en su corazón. 
Un poeta hechizado escribió sobre una princesa por la que una vez fue enamorado.

Poesia para Yemanja


La luna brillando en lo alto me recuerda a ti, las olas del mar avanzando sobre el arena fría de la noche me recuerdan como tu avanzaste sobre mi corazón. Recuerdo como un día llegaste y sin darme cuenta Yemanja me enamoro.
Llegaste y me llenaste de esperanza, de fuerza y de pureza el corazón.
Desde ese día sueño con poder verte danzar sobre las aguas de tu inmenso mar, pienso y trato de imaginarme tu figura, piel morena, brillando junto a tus joyas replegando admiración.
Tu cabello negro camuflado en la noche y tus melodías serenas causantes de mi amor por ti. Ese amor hijo del respeto que siento por ti y de la paz que me brindas al poder imaginarte.
Tu reino azul verdoso, celeste acuarelable guarda la joya más hermosa de todo el mundo, te guarda y protege a ti, una rosa en las profundidades, “mi rosa das aguas”.
Amo amarte de ésta manera, amo saber que siempre estas para cobijarme en tu manto que se pierde en las olas del mar. De tus manos brotan luces armoniosas y caricias llenas de amor y ternura.
Tú eres luz en mi completa oscuridad, tú simplemente eres la brisa fresca a mí alrededor. Eres perfume y miel, suavidad y dulzura.
Mi Mae Yemanja.


Africana


Que fue de aquella brisa seca africana que corrió en la piel de aquella negra que dejo su tierra, de aquella negra que cazada como una liebre en los montes fue castrada desde alma y despellejada de su gente.
Aquella africana con piel oscura y de sangre pura, sangre de la cual una vez, como de las aguas subterráneas brotaron los manantiales, broto la humanidad.
¿A quienes llamaban animales? Animal fue el que te apreso, no fue tu hijo, ni tu hermano ni tu padre. Animal fue el que te asesino en aquellos actos carnales que envenenaban tu alma de rabia y angustia, cosas que jamás olvidaste y sin duda hoy en tu memoria eterna siguen intactas.
En tu eterna vida al otro lado de nuestro mundo te preguntaras qué quisieron civilizar.
Recuerdas tu danza alrededor de las llamas que imitaban las formas de Shango, Elegua y Oduduá. De tus cantos y rezas al viento que envolvían tu alma y la elevaban a lo mas alto hacia el reino de tus Orishas preciados.
Tu, que confiaste en ellos y sobreviviste atada en el fondo de un barco de carga con olores e infecciones que comían tu mente, que alimentaban tu dolor. Que viste como atados caían hacia el fondo del mar tus hermanos enfermos.
Que Dios lo permitía, ese al que eras obligada a creer, ese que era el verdadero. Tu adorabas a tus Orishas, adorabas y respetabas la naturaleza, quienes eran ellos para decir que tus Dioses eran menos, que eran paganos.
Ni siquiera las fieras más temibles de tu tierra igualaban la crueldad de esa raza blanca que hería tu tierra, que sumergía en las penumbras tu continente y lo dejaba sangrando todo a su paso.
Tu que viste tu linaje desaparecer en un tronco bajo latigazos, bajo torturas infrahumanas.
Africana fiel guerrera, con el alma blanca con verdadero corazón, con un corazón salvaje con sentimientos.